domingo, 25 de octubre de 2015

Carta al Sodalicio del primer mentiroso y loco

La Virgen Inmaculada Dolorosa del Sodalicio
hoy es una virgen  que llora de verdad
Hoy mi hija de ocho años me abrazó y me dijo: "papi, tú no mientes". Es que leí la entrevista que le hizo Sandra Belaúnde de El Comercio a Sandro Moroni, superior general del Sodalicio, y me preguntó por qué estaba llorando. Traté de que no viera mis lágrimas, pero llegó a mi escritorio cuando aún las estaba secando.

Ya le había contado hace unos días sobre mi lucha, a grandes rasgos. Que unas personas malas de un grupo llamado Sodalicio me habían hecho daño cuando era joven, que también le hicieron daño a muchas otras personas, que me iba a ver en la tele hablando de eso y que quería que sepa que su papá estaba luchando desde antes de que ella naciera para que estas cosas no pasen más. Su respuesta, ese día, fue: "yo les voy a dar una patada y un puñete por hacerle eso a mi papito".

Moroni respondió en la entrevista de hoy una pregunta específica que me movió más que otras:

Es que esa es parte de mi historia. Es parte de lo que conté en mis columnas del año 2000, cuando cometí la locura de hacer de conocimiento público por primera vez lo que pasaba dentro de las comunidades del Sodalicio.

No voy a ahondar aquí porque en este mismo blog y en mi Twitter (@JEESxorcismo) pueden encontrar mucho de lo que he estado diciendo en estos quince años.

Solo voy a decir lo que espero del Sodalicio, todo ello en la línea de lo que promete Moroni en la entrevista de hoy:

1. Quiero mi nombre de vuelta. Que el Sodalicio me pida perdón por llamarme mentiroso, loco, resentido, anticristo, traidor, maricón y tantas otras cosas que no solo dijo Luis Fernando Figari. Las esparcieron en internet, en medios y en conversaciones públicas sus superiores, su cúpula, sus seguidores, sus fanáticos. Y quiero que le devuelvan su nombre y reputación a todas las demás personas que se animaron a hablar a raíz de mis denuncias, a las que trataron igual. A las que salen en el libro de Pedro Salinas y Paola Ugaz (a quienes rindo un homenaje especial porque su investigación ha vuelto realidad mis sueños y las de muchos otros abusados) y a los que no salen ahí.
2. Quiero que le pidan perdón a mi hija. Que la miren a los ojos y le digan "tu papá no miente, tu papá siempre dijo la verdad". Ella lo sabe, pero ustedes han hecho que cientos de personas lo propaguen por todas partes y que miles lo crean durante quince años.
3. Quiero que traigan a Luis Fernando Figari al Perú y que él encabece todas las sesiones en las que deba pedirnos perdón. Quiero que él nos mire a los ojos y escuche lo que tenemos que decirle. Y que afronte las investigaciones aquí, no en una comunidad creada para protegerlo en Roma.
4. Quiero que cambien, pero de verdad. Que no vuelvan a hacer las cosas que dijeron que no nos hicieron y ahora aceptan públicamente. Y quiero que todos veamos esos cambios.

Hay muchas otras cosas que quiero, pero todas se desprenden de estas cuatro primeras. Cuando me llamen y me citen para pedirme perdón les diré las demás.

Es poco pedir para el daño que me han hecho. Es poca reparación por lo que han destruido en mi vida desde que los conozco, hace 33 años, y desde que me atreví a salir del silencio hace quince.

Tienen mi número de teléfono. Ojalá no tenga que esperar quince años más para recibir su llamada.

El único consuelo que me queda es que algunas personas me creyeron en el año 2000 y se alejaron del Sodalicio.

martes, 20 de octubre de 2015

Más soldado que monje

Hace quince años, cuando escribí las columnas en las que revelé el abuso físico y psicológico al que éramos sometidos en las comunidades del Sodalicio, esta agrupación que es el núcleo del Movimiento de Vida Cristiana, apadrinada por Juan Pablo II (quien mantuvo una cercana amistad y defendió al lobo disfrazado de cordero Marcial Maciel, el mayor monstruo que la Iglesia católica ha producido en los últimos tiempos), se inició una campaña de demolición en mi contra. Y no la iniciaron los seguidores fanáticos de Luis Fernando Figari, fue el propio Sodalicio el que la orquestó.

Figari bendecido por Juan Pablo II,
el santo que protegió a más de un pederasta

En una conversación de hace unos tres años por correo electrónico con uno de sus líderes más prominentes, él aceptó que tuvieron que atacarme para defender al Sodalicio, que se pusieron de acuerdo para decir que lo que yo había escrito era todo mentira, que hicieron espíritu de cuerpo desde la cúpula. También aceptó que lo que yo conté era cierto, pero que las técnicas que denuncié habían cambiado en los últimos años. Además, dijo que sus hermanos no actuaron cristianamente conmigo y que lo lamentaba muchísimo porque sabía cuánto daño me hicieron.

Pero, cuando le dije que ahora debían hacer algo por las víctimas, que debían pedir perdón con acciones, que crearan una comisión interna que investigue esos casos y se acerque a los afectados para intentar darles paz, empezaron las excusas: hablaré con mis hermanos, están muy ocupados porque ya se vienen las actividades por la Navidad, disculpa que pasen los meses y no pueda concretar ninguna reunión, no han podido ver este tema en sus últimas reuniones, lo siento, disculpa, lo lamento, no me he olvidado.

Y nunca pasó.

Por eso, cuando leí el "perdón" del Sodalicio, no les creí nada. Por eso, cuando dicen en su comunicado que "les ofrecemos nuestra disposición de escucha y ayuda", supe que era solo palabrería para quedar como buenitos una vez más. Porque soy la primera persona que salió a decir que el Sodalicio estaba podrido y solo me destruyeron con mentiras, manchando mi honra, boicoteando esfuerzos laborales y hasta presenciando con crudeza diabólica cómo alguien de su entorno amenazaba la integridad sexual de mi hija de cinco años sin mover un dedo para identificar a esa persona.

Desde que denuncié a Figari en mis primeros artículos, en el año 2000, le dije que lo retaba a debatir públicamente, donde él quisiera, en la televisión si quería, pero nunca dio la cara. Todo era por lo bajo, demoliendo los cimientos sobre los cuales intentaba construir mi vida profesional, laboral, académica y mi reputación.

Quince años en los que perdí mucho, pero en los que gané la confianza de que estaba haciendo lo correcto y en los que sabía que menos jóvenes serían captados por ellos y menos familias serían destruidas.

Pasaron los años y el Sodalicio ha tenido que aceptar públicamente las conductas patológicas de Germán Doig, quien fue mi director espiritual cuando creía en ellos.

La estampa con la que veneraban al fallecido pederasta Germán Doig

Ayer, en su comunicado, han aceptado también la enfermedad de su fundador, Luis Fernando Figari. Pero también han aceptado que lo están protegiendo, que está en retiro de oración en una comunidad suya en Roma.

Luis Fernando Figari, acusado de ser un predador sexual de menores por tres personas por lo menos, y de ser un abusador físico y psicológico por treinta por lo menos, cuyos testimonios aparecen en el libro Mitad monjes, mitad soldados, de Pedro Salinas, no debe quedarse más en Roma, protegido por el Sodalicio. Figari debe ser traído al Perú por la justicia para enfrentar las decenas de acusaciones en su contra.

Tengo quince años pidiendo eso a las autoridades peruanas. Y nadie se atreve a hacerlo. Porque es la Iglesia católica, porque a ella nadie la toca, porque qué miedo, porque Figari tiene vínculos en las más altas esferas del poder político y empresarial, porque no tienen cojones, porque a sus hijos no los quemó ni les pegó ni los traumó ni los manoseó ni los violó, porque Cipriani lo protege, porque en este país no hay justicia, porque no, porque simplemente no les da la gana, porque ya pasará el roche.

Figari, monstruo, estás cercado. Tal vez no por las mariconas autoridades peruanas (por el momento), pero sí por tu conciencia (si la tienes), por la historia que te ha descubierto, por tus propios actos que nadie olvidará. Y por nosotros, que seguiremos en la lucha, haciendo todo lo posible para que vengas al Perú, para que la justicia humana te haga pagar el daño hecho. Porque, eso sí, sin ser mitad monje pero sí habiendo sido un soldado muy herido pero constante, te puedo decir que la justicia divina, esa que usaste como escudo y espada para hacer tus maldades, ya te ha condenado.

Por primera vez juntos, les dejo aquí los artículos que empezaron esta historia en el año 2000:


martes, 28 de abril de 2015

El empleado del call center de Claro que usaba Twitter para insultar a los clientes

La tarde del lunes 27 de abril, una nada anónima cuenta de Twitter respondía con mayúsculas y exclamaciones una queja mía contra la operadora de telefonía Claro.

Al entrar a la cuenta respondona, descubrimos que no éramos los únicos vapuleados por meternos con la poderosa transnacional. @Jean_PierreC dedicaba esa cuenta de Twitter, con esmero y desde hacía ya un tiempo, a buscar a quienes osaban quejarse de Claro y les respondía con sonoras lisuras que llegaban hasta la mentada de madre. Era obvio que esa defensa casi marital no era gratuita, así que nos pusimos a buscar.

Solo unos minutos después de haber tuiteado que este señor no actuaba por amor al arte, el usuario cerró su cuenta de Twitter.
Claro no respondía.

Así que seguimos buscando.

Y, bueno, el amable insultador Cerna tenía Facebook. Tenía, digo, porque ya lo cerró también.

Cerna afirma trabajar como ATC virtual (suponemos que eso es atención al cliente virtual) en Fortel Contact Center & BPO. Al entrar a la web de Fortel no encontramos ninguna mención a Claro como cliente. Sin embargo, un paseo simple por Google nos mostró lo que buscábamos: Fortel invita con frecuencia a jóvenes talentos a ser asesores de atención al cliente de Claro. Talentos como el señor Cerna, claro está. Invitaciones como esta hay varias:


Recordando nuestro curso de Lógica del colegio, hicimos la siguiente operación mental simple: Si @Jean_PierreC insulta a los clientes insatisfechos de Claro y en su Facebook dice que trabaja en Fortel, proveedor de Claro, entonces es responsabilidad de Claro decirnos qué pasó con este empleado de su proveedor de atención al cliente que usa el mundo virtual para ataques bien reales.

Entonces, le pedimos a Claro con un bombardeo en Twitter que aclarara este asunto.

Hasta ahora solo hay silencio por ahí. Y por todas partes. Claro, es el gigante Claro.

No basta que Cerna haya cerrado sus cuentas, ya sea por [un improbable] remordimiento de conciencia o porque algún jefe de Fortel o de Claro lo obligó a hacerlo.

Eso no importa.

Tenemos derecho a saber qué hace Claro cuando uno de sus empleados o uno de los empleados de sus proveedores de servicios insulta públicamente y desaforadamente a sus clientes, los mismos clientes que pagan para que esos empleados que insultan -y sus compañeros y jefes que callan- reciban su sueldo a fin de mes.

Seguimos y seguiremos esperando una respuesta.

Mientras tanto, el sueño de Jean Pierre Cerna de volverse famoso podría cumplirse. No estamos seguros de que sea por las razones que él esperaba, eso sí está CLARO.

viernes, 16 de diciembre de 2011

El taxi de adelante

Típico. Estás en un taxi y el conductor tiene que detenerse porque otro ha parado para que suba un pasajero. Le toca el claxon, intenta pasarlo y, finalmente, lo mira con desprecio y probablemente lo insulta. Si el calor de la ruta lo anima, hasta comienza con la charla de que el tráfico es una porquería, que Lima está así porque los conductores no tienen cultura, que las autoridades no hacen nada y más catarsis. Te deja en tu destino y a media cuadra hace lo mismo de lo que se quejó.


Pasa igual con el caso de discriminación que hemos visto hace unos días. Discriminar está mal, muy mal, debería ser reprimido de todas las maneras legales posibles en todos los casos que se conozcan. No hay excusa para que un local comercial trate distinto a una persona que proviene de otra localidad simplemente por su apariencia y su forma de hablar. Eso lo condeno y me parece muy bien que nos indignemos.

Sin embargo, la irracionalidad y la hipocresía me parecen igual de condenables. La actitud visceral del taxista de atrás que hace lo mismo. 

Hay tantas maneras de discriminar, no solo por procedencia y raza, sino también por sexo, religión, idioma, nivel económico, educación, etc. Y hay tantas maneras en las que nosotros mismos discriminamos a diario. Está tan enraizado el hábito en nuestro interior que ni cuenta nos damos. Como el taxista.

Por eso preguntaba hace unos días si es que alguna gente que se indigna con el caso de Ricardo Apaza se mira al espejo y se indigna consigo misma por discriminar o solo se empincha con el taxista de adelante.

No perdamos de vista el bosque porque nos cegamos con el árbol. Por el contrario, que el árbol sirva para que veamos la viga que tenemos en el propio ojo. Si vamos a tocar el claxon porque otro hace lo que no debe, demos el ejemplo y no paremos nosotros tampoco. 

La hipocresía, muchas veces inconsciente, bloquea la capacidad de indignarnos con nosotros mismos y de notar que hacemos lo mismo o peor que lo que hacen otros a quienes apanamos con cierto placer. No por eso vamos a dejar de apanarlos si se lo merecen. Pero no paremos a media cuadra a hacer lo mismo. Aprendamos de lo que nos quejamos. Indignarse no basta.

"Sé el cambio que quieras ver en el mundo". - Mahatma Gandhi

jueves, 15 de diciembre de 2011

El caso Escardó contra ACI Prensa para dummies


1. La Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa) publicó el siguiente artículo el 25 de octubre del 2011: 

2. En dicho artículo señala: "solo desde diciembre pasado, (el periodista Pedro) Salinas ha hecho al menos quince publicaciones en su blog y en su columna de Peru.21 de textos propios y ajenos contra el Sodalicio, incluyendo artículos de José Enrique Escardó, otro ex miembro del Sodalitium, que buscó notoriedad proclamándose el "anticristo" mientras era prominente miembro de la secta Hare Krishna".

3. Pedí a ACI Prensa que presentaran pruebas: 

4. ACI Prensa publicó un comentario presentando sus supuestas pruebas, entre las que mencionan algunos artículos escritos por mí entre 1999 y el 2002 (no el 2003 como equivocadamente afirman): 

5. Me tomé el trabajo de explicar detalladamente cómo algunos de los artículos citados por ACI Prensa han sido sacados de contexto y cómo los demás ni siquiera tienen que ver con el tema: 

6. ACI Prensa afirmó, además: "Ud. figura como miembro hasta el año 2005 en el cargo de “Asesor: Guru-vrata dasa (Jose Enrique Escardó)” del Departamento de Comunicaciones e Internet de la Sociedad Hare Krishna en Lima, Perú, en una página oficial de esa institución".

7. Aclaré a ACI Prensa que esa página no estaba actualizada y que renuncié formalmente a la Asociación Hare Krishna en octubre de 1998, según carta que figura en internet desde antes de su falsa acusación.

8. Pedí a ACI Prensa que publique mi respuesta con estas pruebas en ejercicio de mi derecho de réplica. Eso fue ayer, 14 de diciembre, a las 9.45 p. m.

9. Hasta el momento, y pese a las frecuentes menciones por Twitter y en su propio portal, ACI Prensa no publica la aclaración. En el portal de ACI Prensa, mis comentarios aparecen pendientes de revisión a pesar de seguir publicando varios comentarios e insultos posteriores de otras personas, lo que obviamente agrava su situación desde el punto de vista legal.


(Hacer clic para agrandar)
Comentarios sin aprobar. El segundo es el que incluye la carta que no dejan ver a sus lectores.

¿Por qué ACI Prensa no aprueba mi comentario? ¿Están consultando con sus abogados cómo librarse de esta evidente falta de ética tan básica o evitando que sus lectores vean que no contrastaron fuentes y manipularon información para dañar la reputación de alguien que ha venido luchando contra los abusos del Sodalicio desde hace más de una década?

El paso 10 de esta historia solo dependerá de ACI Prensa. O publican mi respuesta con la carta que los desmiente o iniciaré una querella por difamación y calumnia en contra de su director, el consagrado sodálite Alejandro Bermúdez Rosell.

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Actualización 16 de diciembre del 2011 (3.15 p. m.): Por orden directa de su director, Alejandro Bermúdez Rosell, ACI Prensa finalmente publicó mi aclaración, con lo que han respetado mi derecho de réplica. Ello significa que yo también cumpliré con mi parte y desistiré de presentar una querella por difamación y calumnia, considerando este caso cerrado. Pueden leer mi aclaración publicada por ACI Prensa aquí.

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Actualización 02 de junio de 2018: Al revisar este post después varios años, veo que ACI Prensa borró mis comentarios. Igual pueden leerlos más arriba. Así actúa esta agencia del Sodalicio.

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Carta abierta a Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana

CARTA ABIERTA A LUIS FERNANDO FIGARI, FUNDADOR DEL SODALICIO DE VIDA CRISTIANA (SCV), EL MOVIMIENTO DE VIDA CRISTIANA (MVC) Y ANEXOS

Luis Fernando:

Durante más de una década he tratado de dar a conocer a los medios de comunicación y a la opinión pública que la organización que fundaste hace cuarenta años y a la cual dediqué una importante parte de mi juventud no es lo que tú y tus seguidores pretenden mostrar. He escrito una serie de artículos que solo tú sabes cuánto han significado a lo largo del tiempo para cambiar el concepto que miles de personas tenían del Sodalicio. Sé perfectamente que estos han tenido un efecto que tú no te esperabas y que tu silencio en todos estos años solo ha sido una estrategia para “no darme más importancia”.

Luis Fernando Figari
Luchar solitariamente y por años contra un fantasma blindado por muros de impunidad y mercenarios disfrazados de apóstoles tiene su costo y lo he asumido porque quería que otros no sufran lo que yo y muchos más que nos dimos cuenta de tus engaños a tiempo. Ambos sabemos lo que esta lucha ha significado y con eso me basta para dejar con la frente en alto el campo de batalla. Las minas sembradas se harán cargo de lo demás.

Ya dije todo lo que tenía que decir, luché todo lo que tenía que luchar y dejé el mensaje que quería dejar. No puedo quedarme estancado el resto de mi vida peleando contra una organización sin escrúpulos que ha demostrado estar por encima del bien y del mal, amparada por el silencio de las autoridades, la cobardía de congresistas, jueces, alcaldes e incluso presidentes de la República que le temen a la cada vez más desprestigiada Iglesia Católica y a su ala más conservadora y dura, representada principalmente por el Opus Dei y su remedo peruano, tu Sodalicio de Vida Cristiana.

Me llevo una conciencia tranquila porque nunca mentí y jamás tuve un interés que no sea el de simplemente informar y advertir a la gente que no todo es como se lo cuentan en el oscuro movimiento que fundaste. Nunca intenté ganar un centavo con esta lucha ni aproveché para mi beneficio el sufrimiento de tantos que se me acercaron a contarme sus odiseas personales dentro del SCV o el dolor y llanto de padres devastados porque sus hijos les fueron arrebatados por los tentáculos de tus obras.

Por más que te creas el cuento (que tú mismo inventaste) de que eres un santo, sabes perfectamente qué buscaste con todo esto y que, al final de tus días, si llegas a los altares no será porque reuniste las virtudes necesarias, sino porque manipulaste y utilizaste a miles, infundiste temor en los sectores más blandos de la Iglesia y te aliaste estratégicamente con los más fuertes, quienes finalmente toman las decisiones. Y solo por ello tu Iglesia te dará, cuando ya no estés, lo que nunca tuviste mientras viviste.

Ahora te tocará librar la batalla final contra tu conciencia. Cuando llegue tu último minuto, aunque estés rodeado de aduladores que te rocíen de agua bendita y te canten letanías, sé que en tu fuero interno retumbará lo que realmente eres y acecharán esos monstruos que creaste y esas pequeñas almas sinceras que empañaste con tu ego institucionalizado. Has ayudado a mucha gente, no voy a ser mezquino, pero lo has hecho usando como materia prima el engaño, la manipulación y el endiosamiento propio. El daño que has hecho es de lejos mucho mayor que todo el bien que usaste como excusa para hacerle creer a tus seguidores lo que creen que eres. 

Y eso es lo que te llevarás a la tumba. El resto se quedará en la ficción que se escriba sobre ti.

Adiós Luis Fernando. Adiós Sodalicio. Quise ser fuerte cuando me uní a ustedes y terminé descubriendo que mi verdadera fortaleza nació cuando me les enfrenté.

Me voy en paz de esta guerra porque sé que gané para otros más de lo que perdí de mí mismo.

Que tu Dios y tu conciencia te juzguen.

Jose Enrique Escardó Steck
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