jueves, 28 de abril de 2016

Predicciones sobre la sentencia vaticana a Figari y el Sodalicio


Lo que sigue es la sentencia. Y ya viene. Ya lo sabíamos quienes impulsamos este caso. No teníamos segura la fecha, como no la tenemos aún. Pero algunos miembros del Consejo Superior lanzaron un video ayer en el cual el teleprompter nos decía, mientras sus mandíbulas se movían a su compás, que están en Roma esperando la sentencia de la Santa Sede.

Como primer denunciante del Sodalicio, estoy a la espera de lo que pasará. Aunque sé que no pasará nada. Eso está claro.

¿Por qué lo digo? Pareciera que soy pesimista, pero no, soy realista o, como diría Luis Fernando Figari, guardo un optimismo realista...

En el pasado, la Iglesia ha actuado con mano blanda en varios casos similares -algunos peores- que los de Figari y el Sodalicio. Así que, en base a la jurisprudencia vaticana, me atreveré a hacer de pitoniso y les contaré lo que creo que pasará en las próximas horas, cuando el Vaticano suelte la sentencia.

Luis Fernando Figari
1. Luis Fernando Figari, como otros fundadores o superiores, será separado o expulsado del Sodalicio porque su imagen contamina su futuro. Con esa separación se cumple el deseo del propio Sodalicio y el Vaticano le da un espaldarazo a la institución para que los católicos del mundo vean la "buena voluntad" de los líderes actuales del SCV y su intención de "cambiar".
2. Figari no será desamparado por la Iglesia, a la cual sirvió "fielmente" por más de 40 años. Será mudado a un convento o comunidad de retiro en Roma, auspiciado por algunos mecenas personales o de la propia Iglesia. Le pedirán, como lo hicieron con los pederastas Marcial Maciel (México) y Fernando Karadima (Chile), que medite y ore el resto de sus días. Y así no lo dejan a merced de la justicia peruana, la cual quedará de brazos cruzados. En este punto tal vez me equivoque, pero no mucho. Lo que pasa es que Figari no es cura, es un laico, así que hay una microscópica probabilidad de que sean un poco menos protectores con él. Veremos.
3. El Vaticano enviará a Lima un prelado, el cual revisará la situación actual de la institución. Lo más importante primero, por supuesto: cuánta plata hay y cómo se puede usar eso en beneficio de la Iglesia. Ese prelado permitirá que las actuales autoridades, involucradas también en los delitos de Figari y algunos con denuncias directas, lo ayuden para lograr una transición que sirva a los fines del Vaticano. Los que conocen la institución son ellos, así que sacarlos sería una movida improbable. Por lo menos hasta que el prelado se empape de lo necesario para darle el control al Vaticano. (Este post estaba siendo redactado cuando el actual superior del Sodalicio confirmó esta predicción desde Roma, así que va una).
4. Las investigaciones internas del Sodalicio continuarán un tiempo y sacrificarán a dos o tres abusadores para darles gusto a las víctimas. Y ahí quedará todo hasta que entren nuevas autoridades.
Moroni, el superior que conduce el cambio,
también ha sido denunciado por abusos físicos y psicológicos.
5. Las propiedades y los negocios serán asegurados por el Vaticano para que, si surge algún nuevo problema en el futuro, pasen a manos de la Iglesia.
6. No habrá reparación para las víctimas. La política de la Iglesia, y así lo adelantó el cardenal Juan Luis Cipriani hace unas semanas, es no dar crédito a las denuncias de abuso porque la alta curia considera que personas que no han sido abusadas pueden intentar lucrar, como ha sucedido en el pasado. Por ese motivo, las verdaderas víctimas no acceden a ayuda de la Iglesia y, en este caso, del Sodalicio. Y, como la vía judicial está agotada debido a la prescripción de los delitos de Figari, no habrá ninguna presión externa para indemnizar a los dañados por el Sodalicio y su cúpula de abusadores. Lo máximo que harán es llamar a las víctimas y pedirles perdón en persona y negociar un silencio mediante la firma de algún documento que impida que hablen más del tema en el futuro. En el pasado, la Iglesia ha usado dinero para comprar el silencio de algunas víctimas de abusos sexuales.

Así quedarán las cosas. Más o menos.

Esperemos para ver cuánto acerté o cuánto me equivoqué. Espero que sea lo último. Espero sentado, eso sí.

miércoles, 6 de abril de 2016

Las disculpas del Sodalicio

Sí, ayer me quebré cuando supe que el fundador, Luis Fernando Figari, había sido declarado culpable de los abusos físicos, psicológicos y sexuales que se le imputan y persona no grata por el Sodalitium Christianae Vitae (SCV). Y lloré más de una vez porque pensé que eso jamás pasaría. Estuve horas como zombi, como pisando nubes de algodón, como pepeado por los analgésicos naturales que desarrolló mi cuerpo para paliar el dolor de estos quince años de guerra cruenta contra los abusos y mentiras del Sodalicio.

Pero eso no significa que, después del impacto inicial de la sentencia sodálite, me iba a comer el cuento.

¿Qué pienso del videocomunicado de Alessandro Moroni? Pues que, así, solito, no sirve de nada. A los sobrevivientes no. De nada. Nada de nada. Ni un carajo, para que les quede claro.

¿Por qué?

Deshuesaré mi opinión en los mismos tres puntos que presentó el superior general en su videocomunicado de mea culpa.


1. Perdón. Por más que Moroni haya repetido esa palabra casi una decena de veces, el perdón no se pide leyendo un guion pegado a una chuleta al lado de una cámara e interactuando con un título pegado en postproducción al lado opuesto de la pantalla. El perdón se pide mirando a los ojos, asumiendo la culpa y la vergüenza cara a cara. Cualquier otra cosa es un fraude, pura cobardía, una rosquetada para llamarla como llamaba Figari a nuestras debilidades. Yo no perdono a Moroni ni a la cúpula del SCV. No, así no.


2. Separación. Luis Fernando Figari vive en Roma, en una comunidad del Sodalicio, en una propiedad privada de la institución que él fundó y que ayer supuestamente le jaló la alfombra. Si Moroni sentenció que el Sodalicio declara a su fundador culpable de las acusaciones y persona no grata, el siguiente acto, el inmediato, debió ser cerrar las puertas de esa comunidad, cortar sus fondos, mudar a los demás miembros que viven con Figari a otro lugar y dejar a Luis Fernando con sus maletas patitas en la calle. Si Figari sigue comiendo, durmiendo y usando el teléfono para coordinar con su abogado satánico en ese lugar es porque el Sodalicio sigue dándole los fondos necesarios en lugar de cerrarle el caño ipso facto. ¿De qué separación estamos hablando entonces? Ah, ya... Moroni dijo que es una "condena moral". O sea, floro. Y después, en jugada eclesial maestra, le tira la pelota en cruz al Vaticano para que expulse a Figari. Es que, por si no lo sabían, según el estatus legal del SCV ante la Santa Sede, ellos dependen de las decisiones papales para este tipo de movimientos. Ajá. Figari seguirá viviendo en una propiedad del Sodalicio, con plata del Sodalicio y con asistentes del Sodalicio hasta que el Vaticano le diga a Moroni que le diga chau. Si lo dice, claro está. Otro punto (que seguramente dará lugar a un próximo texto en este blog) es que Figari no es el único que debe ser separado. Hay una larga lista de nombres de sodálites abusadores y depredadores que los distintos denunciantes hemos ido revelando a lo largo del tiempo: monseñor José Antonio Eguren (arzobispo de Piura) el padre Jaime Baertl, Oscar Tokumura, Alfredo Draxl, Javier Leturia, el padre Luis Ferroggiaro y otros más que pueden encontrar gugleando. Casi todos ellos están en el Perú, así que no pueden esconderse como Figari. Por ahora.


3. Reforma integral. Dice Moroni que asumen los errores y pecados del pasado. Bueno, pues, esos "errores" o "pecados" son delitos y tienen víctimas. Uno asume los errores cuando toma acciones concretas para corregir (en lo que se pueda) sus consecuencias. Nada de eso se dice en el videocomunicado. O sea, pecado de omisión. Suave. Dice también que están dispuestos a aceptar la penitencia que les permita obtener el perdón de Dios, su familia y etcéteras. La penitencia, como bien saben ellos, no solo consiste en rezar. Hay que actuar. Y la acción que esperamos los sobrevivientes del Sodalicio es una reparación personalizada. No queremos que nos envíen a una casilla postal un sobre con mil soles o un millón de dólares a cada uno y que nos hagan firmar un recibo. Queremos que nos llamen. Queremos que nos miren a los ojos. Queremos que nos pidan perdón frente a la comunidad. Todo el Consejo, no un representante. Y que se interesen en cada caso, porque cada sobreviviente necesita algo distinto según la magnitud del daño que le han ocasionado. Si quieren construir un nuevo Sodalitium, deben hacerlo sobre suelo plano y limpio, no sobre los restos pútridos de un cementerio maloliente que esconden debajo del sótano mediático. Solo así podrán escribir una nueva historia, como lo anuncia Moroni al final del video.

Eso es lo que espero como sobreviviente del Sodalicio luego de este anuncio, que, si no se materializa en acciones, terminará siendo una estación más en el Vía Crucis de abusos y una cuenta más en el rosario de mentiras con el que siguen burlándose de quienes merecemos más que estos 4:05 minutos de YouTube:




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