sábado, 13 de setiembre de 2008

¿Blogger? NO: Webber

El 31 de agosto publiqué en .j e e s - x o r c i s m o. una nota titulada "¿Por qué no fui al BlogDay?". En esa nota, concluí que [gracias a los bloggers peruanos] ser blogger dejó de ser cool.

Unos días después, Alan García le sacó la mugre a los blogs y dijo que eran chismosos. Los bloggers contraatacaron. Ofendidos. Un ser inferior a ellos, los nuevos adalides de las mayores libertades, los había tocado.

Luego, Rosa María Palacios escribe una columna proponiendo una iniciativa que luego algunos bloggers llaman "Adopta un congresista". Y empieza un movimiento underground maravilloso, mesiánico, que pretende crear una superestructura virtual que controle al primer poder del Estado. Y lo peor es que se la creen.

La prensa se autodenominó "cuarto poder del Estado" en algún momento en el que se conflagaron casi tantos egos necesitados de aprobación como los que hay hoy en RBC. Hoy los bloggers son "más" que la prensa, mejores que la prensa, son una "esfera". Una "esfera chola" dicen. Una "cholósfera" se autodenominan, sin saber que "cholo" es un término despectivo usado en referencia a los esclavos y que significaba perro.

En resumen: los bloggers, que tienen que armar sus propios eventos para sentirse reyes tuertos en un planeta de ciegos y se premian entre ellos para sentirse satisfechos con lo que hacen en sus muchos ratos libres y que les reconocen a veces con pequeños cheques semestrales de Google o sueldos de Inventarte -una estrella fugaz que compra la libertad que muchos sueñan y la quieren volver negocio-, se sienten hoy la última chupada del mango, la última Coca-Cola del desierto, la mamá de Tarzán y demás clasificaciones narcisistas de primero de primaria.

Es por ello que quiero dejar en claro que nunca fui blogger y que hubo un momento en el que su nueva presión intentó hacerme creer que lo era. Por suerte me percaté rapidito, en pocas semanas. Y ahora me doy cuenta de que fui, soy y siempre seré un "webber". Es decir, alguien que tiene sus webs como "webeo", que escribe en ellas únicamente cuando su trabajo real le permite quitarle unos minutos al sueño reparador de quien trabaja de verdad y no alguien que tiene que inventarte una categoría que lo hace más que la prensa para sentir que su falta de chamba [de a verdad] es por una cuestión de "principios" y no de incapacidad de adaptarse a un mundo real en el que un botón de shift no te convierte en una mayúscula repentinamente.

Yo webeo, no blogueo. Gracias a Asimov y su dios de Fundación. Yo estoy sentado en el Nabucodonosor, no peleando en una pantalla contra códigos HTML o scripts que me roban la personalidad con lentes oscuros que no reflejan mi dolor de no ser nadie. Yo soy quien soy, no lo que hago en mi pantalla.

Yo soy un webber, no un blogger.
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