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domingo, 7 de agosto de 2011

Mario Vargas Llosa vs. The World

Por: Marco Sifuentes @uterope | Perú21 | Domingo 07 de agosto de 2011

Más información, menos conocimiento” se tituló la última entrega de la habitual columna de nuestro Nobel en el diario El País. En resumen, MVLL sostiene que Internet es capaz de almacenar “a Proust, Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?” 
Y, así, Vargas Llosa llega a una terrible conclusión: “cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos”.
Paradójicamente, gracias a la Internet podemos leer cuatro respuestas muy interesantes a Vargas Llosa. 

Las cuatro tienen varias cosas en común: han sido escritas por profesores universitarios peruanos nacidos en la década del 70. Ninguna, en realidad, niega los cambios que la sociedad red está generando en el intelecto humano. Y todas han sido posteadas en sus respectivos blogs.

Para Diego Peralta @diegol19, en http://ir.pe/mvll01, MVLL “no está entendiendo que nosotros hacemos inteligente a Internet. Que la red somos todos nosotros compartiendo conocimiento. Youtube no sería lo que es sino subiéramos videos, Wikipedia no sería la gran enciclopedia, si nosotros no introdujéramos conceptos y Google no encontraría las cosas tan rápido y con tanta precisión, si nosotros no calificáramos la información con nuestros enlaces”. Para Peralta, simplemente, se está cerrando el “Paréntesis Gutenberg”, un pestañeo de 500 años de cultura impresa en medio de 100 mil de oralidad (oralidad recuperada en Internet). 

José Enrique Escardó @JEESxorcismo, en http://ir.pe/mvll02, parafrasea al mismo Vargas Llosa para responderle: “Tus artículos se seguirán leyendo, solo que (...) se leerán más en línea. Sí, es cierto que los baylys y corvachos y coelhos venderán más que tú en una feria del libro local (y en algunas de otros países también), pero tú mismo lo dices en tu charla La civilización del espectáculo: “la alta cultura (es) obligatoriamente minoritaria por la complejidad y a veces hermetismo de sus claves y códigos”.” 

Y es cierto: la “alta cultura” siempre ha sido minoritaria. Internet simplemente refleja le da voz a todos. Cultos e ignorantes, sabios e idiotas. Es verdad que nunca antes la palabra del idiota, siempre mayoritario, había sido tan difundida. Pero nunca antes se había difundido tanto todo tipo de palabra. Y eso, según Roberto Bustamante @elmorsa parafraseando a Pierre Levy en http://ir.pe/mvll03, genera no solo información, sino también conocimiento:

“...este escenario abre la posibilidad de una inteligencia colectiva, donde todos en (y conectados a la) red cumplimos una función de microproductores de conocimiento (esto es, pequeños rumiantes de data) en un entramado o panal de conocimiento bastante mayor. (...) Si vemos la gran fotografía, es posible que el conocimiento ahora sea mucho mayor que el de cualquier otra época que nos haya antecedido. Claro, en el aspecto micro, desde el individuo, puede que la escena no sea tan divertida o bonita.”

Víctor Krebs @synchronicity23, en http://ir.pe/mvll04, sostiene que, “acostumbrado a pensar con la secuencialidad de la imprenta, por lo menos desde la modernidad, el hombre occidental ha identificado lo racional con el pensamiento lógico. Ello explica nuestra resistencia a los cambios que estamos presenciando, pues desde la perspectiva alfabética o escribal desde la que los estamos mirando es imposible encontrarles validación”. Para Krebs, los cambios que introducen las nuevas tecnologías “podrían estar anunciando un nuevo renacimiento; quizás uno más conectado con la sensibilidad y la contingencia y más consciente de las carencias y opacidades de nuestra condición que el paradigma que nos ha formado en occidente.”

El remix de la sobreoferta de información para producir conocimiento es la esencia misma de Internet. Y con ese espíritu hemos remixeado los cuatro textos anteriores en este. Vargas Llosa tiene razón: esto va a cambiarlo todo. Pero Vargas Llosa no tiene razón: no necesariamente será para mal. Dicho esto, procedo a seguir leyendo uno de los 80 libros piratas que tengo en el iPad, el aparatito con el que he redescubierto el placer de la lectura larga. Sorry, Feria del Libro.

martes, 2 de agosto de 2011

1 respuesta + a 01001101 01010110 01001100 01001100

(Actualización: el montaje es mío)
El domingo estuve pensando en escribir una respuesta al artículo Más información, menos conocimiento de Mario Vargas Llosa, pero preferí hacer un pequeño sondeo en Google+. Aunque no participó mucha gente -por lo que no debería siquiera atreverme a llamarlo sondeo- queda claro que la mayoría de los que respondieron leyó su artículo por internet (y otros que no lo leyeron lo harían si les pasaran el enlace). Pueden ver los resultados (y seguir votando si quieren) aquí.

Mi padre, que tiene casi la misma edad de MVLL, me dijo hace más de diez años que internet era una moda pasajera. A los dos años de haberle cambiado el sistema a su empresa, botando las máquinas de escribir y poniendo más de veinte computadoras en red y conectadas a internet, además de haber creado uno de los primeros sitios web interactivos para medios de comunicación en nuestro país, las respuestas de los visitantes lo motivaron a mencionar la palabra internet varias veces al día. Una buena dosis de realidad hizo que entendiera que las cosas ya no funcionan como hace -enta años (reemplace usted el guion por la cifra de su conveniencia). Para bien o para mal, esa es otra historia. Una historia en la que generalizar puede ser ofensivo, como lo es generalmente.

La inteligencia y el conocimiento se pierden (o ganan) por voluntad (o decisión) propia, no por una máquina o una red que te presiona a saber menos sobre más cosas. Si eres incapaz de rescatar tu humanidad frente al avance desbocado del imperio de las máquinas (o, como lo llama MVLL, la imparable robotización humana), no es culpa del sistema (operativo), de los bytes, de los mensajes de texto y tampoco de los tuiteos. Como no la es de los billetes si piensas que por ganar dinero puedes pisotear a quien se te ponga enfrente. Si no quieres ponerle una coma a una oración o una tilde a una letra, no es porque te embruteció un aparato o la dinámica de quienes lo usan contigo, es porque no te da la gana de hacerlo (y, para soportar la vergüenza o resignarte ante tu flojera, le echas la culpa al corrector de Word, a tu teclado sin tildes o a la falta de tiempo). En el citado artículo del nobel de literatura hay más de una acento ortográfico innecesario. Y no creo que se deba a que lo escribió en su BlackBerry.

El mundo cambia siempre, todos los días, a cada minuto. Si te dejas arrastrar por lo peor de los procesos de transformación, no es culpa del cambio, sino de tu actitud frente a él. Es voluntad tuya. Y quiero dejar claro que usé las palabras cambio y transformación, no evolución (ni involución).

Si quieres embrutecerte, lo harás con o sin un phone (más) smart (que tú).

No Mario, tus novelas no dejarán de ser leídas. Ahora al señor Johannes Gutenberg le toca descansar el brazo un poco y Mr. Kindle lo ayudará con clics en lugar de saliva en los dedos. El esfuerzo por volver los textos más interesantes para su descarga es tan tuyo como lo es hace décadas para que la gente vaya a las librerías y compre el papel. Tus artículos se seguirán leyendo, solo que, mira la microencuesta, se leerán más en línea. Sí, es cierto que los baylys y corvachos y coelhos venderán más que tú en una feria del libro local (y en algunas de otros países también), pero tú mismo lo dices en tu charla La civilización del espectáculo: "la alta cultura (es) obligatoriamente minoritaria por la complejidad y a veces hermetismo de sus claves y códigos".

Sí se le puede poner espíritu a la máquina. Sí puede uno enriquecer su humanidad con la tecnología. No temas Mario, que no toda costumbre es siempre la mejor porque le guste a algunos intelectuales. Los tiempos cambian. Los modelos se transforman. Y por supuesto que a quienes se acostumbraron al anterior les dolerá. A ti te gustan las corridas de toros y crees que son símbolo de alta cultura. Tus nietos y sus amigos ya no creen eso. Y eso no los hace menos cultos o inteligentes.

Hace un par de días veía una película y un programador le preguntaba a un tipo culto: "¿Cuántos idiomas sabes?". El culto, acomodando con el dedo meñique en alto las solapas de su costoso saco, le respondió, con esa sonrisa de medio lado que tienen los guapos al andar: "Cinco". El geek lo miró, con sus zapatillas baratas y sus argénteas ojeras de tecleador insomne: "Yo solo sé uno: 1 y 0. Y con ese idioma puedo destruir tu vida o volverte millonario". 

El mundo cambia y el que se va no hace bien en insultar al que llega. Ustedes que se van no lo hicieron tan bien que digamos.

Traducción: Cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más inteligentes debemos ser nosotros

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