viernes, 18 de julio de 2008

Pisco, once meses después - reportaje


Este 15 de agosto, para el aniversario del terremoto, todos los canales de televisión volverán a Pisco y su primer impulso será reportar que nada ha cambiado. Pero la situación es más compleja: algunas cosas han mejorado y algunas, increíblemente, están incluso peor.

miércoles, 16 de julio de 2008

Masías: ¡Deja a Tarata en paz!

Lástima que el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, no tenga ningún respeto por los habitantes de Tarata. Tres ejemplos de los muchos que tenemos que vivir quienes ya tuvimos bastante con el ataque terrorista:

1. Hace un año, justamente para celebrar el aniversario del atentado, durante 3 noches y madrugadas seguidas, empleados contratados por la municipalidad usaban sierras de mano y eléctricas, además de sopletes, ruidosísimos, para terminar el ovalito de Tarata que sellaría el nombre de Manolo en esta calle.

2. Hace unos días, se filmó un comercial de Global Net que está en el aire, el de los marcianos. El edificio que sale en casi todas las tomas es el mío. La municipalidad les dio permiso para grabar hasta pasada la medianoche, con gritos de la actriz, el director y todo el equipo de producción, además del ruido del grupo electrógeno alquilado para la realización y las tremendas luces que se metían por nuestras ventanas.

3. Hoy, como el año pasado, Masías armó un estrado y toldeó la mitad de la cuadra 2 de Tarata, justamente donde explotó el coche bomba. Desde las 11 de la mañana, los habitantes de Tarata no podíamos entrar en auto a nuestra propia calle. Yo estaba trayendo -emocionado- la primera cama para mi hija de 1 año y tuve que pelear con el prepotente sereno que no me dejaba pasar. Al final, simplemente tuve que pasar, le gustara o no.

En la noche, regresando a casa, estaban en medio de la ceremonia de marras y no me dejaban pasar –nuevamente- a mi casa. El sereno encargado tuvo que hablar con la vieja (que se cree pituca) de Protocolo de la municipalidad, quien se me acercó con cara de pocos amigos a decirme si podía esperar “2 minutitos” para pasar. Le dije que no, que si ellos esperaban “2 minutitos” a que yo pague mis tributos, atracaba. Acto seguido, la tía -otra malcriada- me hizo un ademán para que pase.

Para terminar, son las 10.14 PM, mi hijita está dormida a mi lado y afuera la municipalidad sigue desarmando sus toldos. Si yo hago el 1% del ruido que ellos están haciendo, me tiran el Serenazgo encima por “ruidos molestos”.

Tarata ya tuvo demasiado. Mejor, que Masías se concentre en terminar las interminables obras de la calle Berlín y demás, que parecen en realidad Beirut.

lunes, 14 de julio de 2008

El webmaster de Pantel le cobra a Genaro por internet

Así se ve la web de Panamericana desde hace unas horas.


Y lo mismo la de 24 Horas.

Recordar es volver a vivir... Microondas de Gunter Rave es interrumpida por ex empleado de Pantel.

viernes, 4 de julio de 2008

Una pesadilla de apellido Medina

Yo solo quería dormir y no podía. Tenía en mi mente la retorcida idea de escribir de una vez por todas acerca de esta mujer que, de tan pobre que es, solo tiene dinero.

Nada en ella es real: todo es actuado, operado, cosido o pintado. Como muchas. Pero, en su caso, la boca grande que la genética le dio solo sirve para decir: “Soy periodista” sin poder terminar una frase completa en recto castellano. Y no hablo de culto o castizo español, sino solo de rectitud.


Su cerebro es rápido para el escándalo pero lento para la autocrítica. Su corazón –atrofiado por un pasado al que le arranca los ojos con trapos, bisturís y puntos de rating- está tan descompuesto que no se da cuenta de que, al final, se volvió un producto de la misma realidad espantosa que ensaya criticar.

Cuando me entero de que Magaly intenta desacreditar a sus críticos preguntando: “¿A quién le ha ganado este?”, me pongo a pensar en quienes han sido derrotados por ella. Y pienso en todos los peruanos que la idolatran y se recrean con sus disfraces y rabietas. Pienso en todos aquellos quienes, noche tras noche, desde hace varios años o solo pocas lunas, donan una hora de solo 18 que pueden aprovechar en un día a una mujer que ha hecho de sus complejos, traumas y carencias una carrera.

¿Significa mi crítica que avalo a quienes ella denuesta? Seguro que ella querría usar ese razonamiento –falaz por supuesto- para deshonrarme. Pero, no le voy a dar ese gusto. Entierro en el mismo sarcófago putrefacto a quienes ella demuele. Quienes Magaly Medina utiliza para vivir son, junto a ella, miembros de la misma dinastía: la del escaso amor propio, la del “me vendo por ser rico y famoso”, la de la mediocridad doble –aquella que se escribe con doble M.

Magaly Medina no es el Congreso. Ella no fue elegida por gente que no sabe votar. Ella se creó a sí misma con retazos de aquellos a quienes atropella con sus frases en un castellano tan inventado como las maravillas de las que se jacta. No tengo nada que envidiarle. Sus logros serían mi vergüenza, su dinero suma menos que un ápice de mi dignidad, sus residencias alojan a mis fantasmas y su orgullo es el ANO de mi ser PERUANO.

Yo sé que esto no le va a servir a ella para recapacitar, ni es lo que quiero. Solo quiero arrancarme de adentro lo que no me dejaba dormir esta noche, cuando –de pura casualidad- tuve que quedarme mudo ante la pantalla rebosante de M que MM llenaba con ese color rojizo que produce el cólera de la cólera.

Me pido perdón a mí mismo por haber dedicado 10 minutos de mi tiempo a escribir sobre ella. Pero, por fin, puedo dormitar con calma y dar paso a otras pesadillas, de esas que, afortunadamente, aparecen solo cuando uno cierra los ojos.

Si algún sociólogo cree que me contradice al afirmar que Magaly Medina tiene un papel en la sociedad peruana, se equivoca. Estoy de acuerdo: su papel es el higiénico.

jueves, 3 de julio de 2008

Contra el tráfico

Soy un idiota. Un pobre iluso que cree que puede hacer algo porque la gente pueda cambiar.

Soy un tarado que todavía exige a la gente que piense en los demás cuando maneja un auto o cuando camina por la calle.

Todavía pienso que respetar al peatón por encima de todas las cosas es no solo lo que dice la ley sino una norma básica de convivencia y respeto mutuo. No soy de esos criollitos que se pasan la luz roja. No soy de los vivazos que aceleran cuando la luz está cambiando de ámbar a rojo sin importar que un grupo de peatones, entre ellos niños, ancianos, mujeres embarazadas o con bebes en cochecitos, estén listos para cruzar.

Soy un pobre imbécil que cree que la señal de PARE significa que uno debe detenerse para ver si vienen autos por la vía preferencial o transeúntes indefensos que intentan pasar a la vereda de enfrente sin tener que arriesgar sus vidas en el intento. Soy un huachafo que cree que el peatón no debe cruzar por cualquier lugar, sino solo por las esquinas, puentes y cruceros peatonales, esperando que la luz roja detenga a los autos. No soy de los que cruzan sorteando a los autos como si fuera una carrera de obstáculos. Así de estúpido soy.

Todavía creo que el chofer de un auto debe usar el claxon solo en casos de extrema urgencia y no para tratar de mover el tránsito atorado por cuadras o porque un semáforo recién cambió a verde o un policía está dando pase a la vía transversal.

No soy un sapazo que se detiene sobre el crucero peatonal, poniendo en peligro la vida de decenas de personas.

No soy un criollito que cree que no es necesario detenerse al voltear hacia una calle para dejar pasar a los peatones, sino que el peatón debe aprender a mirar antes de cruzar por la esquina o el crucero. Cuando se le ocurre creer que puede pasar por donde le corresponde y por el lugar que le corresponde, no lo insulto, le toco el claxon o paso casi por encima suyo. Así de vivo no soy.

Todavía creo que los policías deben ser rectos, conocer y hacer cumplir el reglamento de tránsito, ejerciendo la autoridad que se les ha dado para proteger al más débil e indefenso. Todavía soy un tonto que cree que los patrulleros deben dar el ejemplo en las pistas y no ser los primeros en romper la ley.

Así de imbécil soy. Todavía creo que la gente debe respetar el reglamento, que debe respetar a los demás, empezando por el más vulnerable: el peatón.

Así de idiota soy. No soy un criollito más. Tal vez termine atropellado por alguno de esos increíblemente inteligentes seres que creen que por tener un auto pueden pasar por encima de los demás. Tal vez muera atropellado por el vivazo que acelera para llegar primero a la luz roja y ganar medio segundo de tiempo a costa de la vida de los demás.

Debería cambiar. Debería ser como ellos. Debería pasar por encima de los derechos de los demás y arriesgar la vida propia y de los demás. Total, todos lo hacen y da flojera ser decente y hacer lo correcto. No hay tiempo para estar pensando en los demás, ¿para qué?
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